El destino del escrito es incierto en este incomprendido mundo, donde el ojo del niño llora y este su infancia añora, donde la madre con tristeza y el padre con angustia no pueden darle coba...
Lo encontré en el suelo, realmente abatido... De nuevo se inyectaba en su cuerpo. Mis ojos húmedos desprendían odio y asco, pues su mala compañía me lo había arrebatado...
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