Hoy, analizando mi trabajo, me doy cuenta de que no escribo para agradar...
Me gusta leer para sentirme acompañado... No soy un ejemplo de motivación y alegría, posiblemente jamás vaya a vivir de mis letras... Seré como otra de esas almas en pena con las que te cruzas en la calle... Sin esperanza...
-EL POETA INCOMPRENDIDO-
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