Te me apareciste en la tercera mesa de un bar, una princesa de ojos marrones y melena morada... Era imposible quitarte la mirada de encima, eras la mujer más bella del lugar. La chica más sexy y alocada del bar... Sé que jamás te volveré a ver, pero aún así te debo la felicidad de mi día. Es inevitable reconocer las almas vivas y enamoradas de la vida... Sin que lo sepas, ¡Te quiero!
-EL POETA INCOMPRENDIDO-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu tiempo.